BASILICA SANTA MARIA LA MAYOR
El 26 de
noviembre hicimos una visita a la basílica de Santa María la mayor, una
de las cuatro Basílicas papales de Roma y la única que ha conservado la antigua
estructura paleocristiana.
Una tradición muy antigua nos cuenta que fue la virgen
quien inspiró la construcción de la iglesia. Apareció en un sueño al patricio
Juan y al Papa Liberio, pidiéndoles la construcción de la iglesia en su honor.
El campanario de estilo románico renacentista, que mide 75metros
de altura, es el más alto de Roma, y cuenta con cinco campanas. Una de ellas es
conocida con el nombre de "la perdida" y todos los días a las nueve
de la tarde llama a los fieles con un sonido inconfundible.
Entrando en el pórtico a mano derecha se halla la estatua de
Felipe IV de España, benefactor de la basílica. En el centro se encuentra la
gran puerta de bronce realizada por Ludovico Pogliaghi en el año 1949; en ella
se distinguen los episodios de la vida de la Virgen , los profetas, los
evangelistas y las cuatro mujeres que en el Antiguo Testamento prefiguraron a la Virgen María. A la
izquierda está la Puerta
Santa , bendecida por Juan Pablo II, en el año 2001, cuya obra
de construcción fue llevada a cabo por el escultor Luis Mattei.
Originariamente la parte de
Pero lo que de verdad hace que Santa María la Mayor sea única son los
estupendos mosaicos del siglo V. Los mosaicos de la nave central resumen
cuatro ciclos de la historia Sagrada cuyos personajes son Abrahán, Jacob,
Moisés y Josué y en conjunto testimonian la promesa de una tierra que Dios hizo
al pueblo judío y su ayuda para llegar a ella. La narración, que no sigue un
orden cronológico, comienza en la pared de la izquierda.
El arco triunfal se compone de cuatro partes: en lo alto, de
izquierda a derecha, la
Anunciación , que representa a María vestida como una princesa
romana, que lleva en la mano el huso con el cual teje un velo de púrpura para
el templo donde se educaba. La historia continua con la anuncio a José, la
adoración de los Reyes Magos, la matanza de los inocentes. En este recuadro hay
que destacar la figura con el mantón azul que da la espalda a las otras
mujeres: es Santa Isabel que huye con San Juan entre sus brazos.
Destaca tambien la representación de la muerte de la Virgen , típica de la
iconografía bizantina que se difundió también en Occidente después de las
Cruzadas: La Virgen
está tumbada en la cama y mientras los ángeles se preparan a quitar su cuerpo
ante la mirada atónita de los apóstoles, Cristo toma en sus brazos su blanca
"alma", que están esperando en el cielo.
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